Gucci primavera / verano 2017.

Alessandro Michele nunca ha escuchado la frase "más es menos". 
Fotografía por Alessandro Garofalo para Vogue.
.....Alessandro Michele ya no tiene nada que demostrarle a nadie. Desde su precipitado ascenso a la dirección creativa de Gucci a principios de 2015, el diseñador ha producido once colecciones para la firma, contando su primera colección menswear que fungió como "ensayo" de lo que podría ser su dirección creativa (y como sería recibida por el público y la crítica) y la colección presentada ayer en el primer día de la semana de la moda en Milán. 

A lo largo de estas colecciones, Alessandro Michele nos ha demostrado lo que podemos esperar de él y de Gucci, firma que tomó desde los cimientos y transformó a su gusto, imagen y semejanza. 

Ya sabemos lo que veremos en sus colecciones: múltiples referencias al arte clásico (principalmente al Renacimiento) vestidos plisados, lentes con monturas oversize, plataformas, animales bordados o estampados en alguna prenda, vestidos con volantes (muchos, muchos volantes), algún traje para hombre con estampado de flores, lentejuelas bordadas en cualquier lugar donde se pueda y telas con estampados que nos remitan a algún tapiz antiguo.

No me malentiendan, si bien la estética de Gucci ya esta bien establecida y puede parecer predecible, siempre es un gusto ver, precisamente, cómo proyectará estas características en la nueva colección, cuáles serán las variaciones. 

Las variaciones, de hecho, aparecieron desde la invitación y la escenografía de este show. La invitación era una maravillosa cajita en tercera dimensión, un "teatro" lleno de plantas y animales que hemos visto muchas otras veces en las prendas de Michele como una serpiente color rojo y un pájaro: #GucciGarden, le dicen (sí, con hashtag). 



La escenografía también evolucionó, si recordamos que las dos primeras colecciones del nuevo Gucci fueron presentadas en simples pasarelas. En esta ocasión, el equipo de la firma (que en realidad no enfoca la extravagancia en la escenografía como otras firmas) pretendía hacer una reproducción de un club de los setentas con todo y humo de cigarro flotando en el aire (como el siglo XXI es relativamente más sano, el humo provenía, en realidad, de una maquina de humo), y lo hizo en un set completamente rosa (contrario al set completamente verde de la presentación de la colección para hombres): tapizó las paredes y columnas con mosaicos color rosa, rodeadas de sillones de terciopelo rosa sobre una alfombra estrellada color rosa. 

La mágica y enigmática voz de Florence Welch (de Florence + the Machine) leyendo el poema de William Blake, Song of Innocence and Experience, se pudo escuchar como soundtrack de aquel peculiar club setentero. 

ROSA, ROSA, ROSA. Fotografía vía el perfil de facebook de Gucci. 
La colección, por supuesto, fue mucho más extravagante, elaborada y colorida que la escenografía. 

Mientras que la escenografía se inspiró en los setentas, la colección en sí pareció estar inspirada simplemente en Gucci, una especie de ejercicio de autoconciencia donde el eclectisismo y la teatralidad de la estética desarrollada por Alessandro Michele apareció al máximo. Sí, apareció todo eso que tenía que aparecer multiplicado a la máxima potencia, siendo atestiguado por Dakota Johnson, Soko y Anya-Taylor Joy en la front-row. 

Hablar sobre cada uno de los looks resultaría en un post extremadamente largo porque la colección constó de 75 looks, y una modelo, en promedio, podía llevar encima hasta cuatro prendas sin contar los accesorios y los zapatos. Pero se pueden dar una idea general de lo que hubo: manufactura digna de la alta costura, y una gran cantidad de vestidos de tul con volantes y lentejuelas. 




Los animales del #GucciGarden (¿no hay un #GucciZoo todavía?) fueron, obviamente, incluidos en esta colección. 

Un par de medusas con tentáculos de gasa plisada adornaron un fur coat. Un extraño mono color verde que en el pecho tenía un corazón atravesado por una navaja (dibujado por el artista Jayde Fish), apareció bajo la palabra LOVED en la parte trasera de un suéter de punto. Un mítico dragón chino apareció sobre un vestido. Las cabezas de un par de tigres de bengala adornaron unas alpargatas. Un par de cebras adornaron otro fur coat. Dos tigres de lentejuelas adornaron un vestido. 





Fotografía vía Vogue.
En cuanto a los accesorios, si la temporada pasada las bolsas tuvieron un papel protagonico, esta temporada lo tuvieron los accesorios para el pelo. Las modelos que no llevaban elaborados peinados, llevaban elaborados sombreros, turbantes, mascadas o grandes moños. 




También los zapatos tuvieron un gran papel. La mayoría eran plataformas inspiradas en las que las prostutitas de Venecia del siglo XV solían utilizar. De hecho algunas eran zapatos compuestos: las plataformas aparecían con una especie de calcetín que en realidad era otro zapato (flats), así que tienes dos zapatos en uno que pueden ser utilizados por separado o en conjunto.



Aunque también, claro, hubo zapatillas más sencillas... y también más elaboradas como el par que tenía moños hechos de perlas. 


Fotografía por Kevin Tachman para Vogue.
Porque seguramente Alessandro Michele nunca ha escuchado la frase "más es menos". 

E N T R A D A S P O P U L A R E S