Chanel Couture primavera / verano 2017.

En un cuarto repleto de espejos, Karl Lagerfeld nos recuerda lo que realmente importa en el mundo de la moda. 


No llevamos ni un mes completo del 2017, pero, como siempre, en la industria de la moda parece que ha pasado mucho más tiempo. En veintiséis días ya se han llevado a cabo las semanas de la moda donde se presentan las colecciones para hombres en Londres, Milán y París, además de la semana de alta costura. Falta la semana de la moda en Nueva York donde se presentarán las colecciones para hombres restantes y, por supuesto, otras cuatro semanas donde se presentaran las colecciones para mujeres ready-to-wear. Pero incluso antes de llegar al "mes mayor", ya podemos advertir muchos de los cambios que predominaran en esta vasta industria durante este año (y apenas vamos veintiséis días, repito): unas firmas combinan sus colecciones y sus presentaciones, otras firmas deciden salirse de los calendarios y presentar sus colecciones en lookbooks, algunas más optan por el see-now-buy-now.

Todos estos cambios, sin duda alguna, te hacen reflexionar (¿o a ustedes no?). A mí, por lo menos, me hizo preguntarme ¿qué es lo que realmente nos gusta de la moda? ¿qué es lo que nos llama la atención y nos hace estar aquí, pegados a nuestras pantallas atentos a lo que sucede del otro lado del Atlántico? ¿Es acaso por las escenografías, los casts, lo extravagante de los desfiles? ¿O es, más bien, por los diseños y las grandiosas técnicas?

Lo primero ha comenzado a ser más importante que lo segundo. 

Tomemos de ejemplo a Chanel. La firma liderada por Karl Lagerfeld se ha hecho famosa en años recientes por las complejas y extraordinarias escenografías que se construyen, temporada tras temporada en el Grand Palais de París (a menos que se opte por un destino igual de sorprendente como Cuba). La escenografía continuamente influye a que una parte de la colección sea temática: así, cuando el Grand Palais se convirtió en un supermercado, hubo canastillas y cartones de leche como bolsas; cuando la colección se presentó en Cuba hubo una camiseta con la frase "¡VIVA COCO LIBRE"; y un largo etcétera. Así, la escenografía y estas piezas temáticas acaparan la atención, inundando instagram, mientras que el resto de la colección pareciera quedar en una especie de limbo deslizándose poco a poco en el olvido. ¿Es acaso porque los diseños de Karl Lagerfeld son tan malos actualmente? Puede ser, pero no exactamente. 

Lagerfeld puede tener ochenta y tantos años pero esta muy lejos de la demencia senil y todavía más de diseñar mal. Es solo, pienso, que comenzaba a conformarse con las mismas formas en sus diseños (por mencionar algo) porque, finalmente, la atención se la llevaban otras cosas. 

Pero la industria de la moda esta cambiando y ¿por qué no aprovechar esta racha de cambios e introducir unos propios? Quiero creer que eso fue lo que Lagerfeld pensó para esta temporada y, finalmente, llevó a cabo: primero, dejo de lado las exageradas y complejas escenografías. El salón circular recubierto de espejos inspirado en los años 20's y en las escaleras que Coco Chanel tenía en su atelier de 31 Rue Cambon, siguió siendo sorprendente, claro (a todo esto ¿qué entenderá Lagerfeld por "simple"? ¿cuando más es menos y menos es más?), pero, finalmente, fue pensado para que enfocaras tu mirada en nada más que la colección. Porque la alta costura no debe ser algo que veas de reojo; la alta costura es un arte al que se le debe poner la debida atención. 

Y vaya que Karl Lagerfeld y los ateliers de Chanel crearon algo digno de ver con atención esta temporada. 


Coco Chanel observando uno de sus desfiles desde las escaleras de Rue Cambon. Fotografía por Cecil Beaton, 1965.
La primera parte de la colección destacó por el estilo clásico y las formas esculturales de los conjuntos de chaquetas de hombros cuadrados y las faldas de caderas redondeadas porque ¿quién dijo que la alta costura no puede ser, además de bonita, cómoda? Porque fue Coco Chanel, finalmente, la mujer que se rebeló contra los corsets que les hacían la vida imposible a las mujeres de principios del siglo XX. 




Esta primera parte, sin embargo, no fue anticuada. En realidad, la colección no fue para nada anticuada por mucho que se haya remitido en muchas formas al pasado (ahí esta la escenografía, por ejemplo, como ya vimos). 

Pero no solo poner a un cast lleno de newcomers y a Lily Rose Depp como la "novia" le dio al desfile un toque de modernidad, también lo hicieron (en términos de colección) los zapatos holográficos (¿quién iba a decir que algo tan tumblr podía ser tan haute couture?) y los cinturones metálicos presentes en gran parte de la colección, y, en general, la segunda parte de la misma a partir del conjunto coordinado de pantalones y chaqueta bordados portado por la modelo brasileña Angelica Erthal. 




Este exagerado conjunto dio paso a esos complejos e interesantes diseños que tienen la palabra haute couture por todos lados: vestidos con faldas asimétricas, circulares o midi, algunos adornados con una serie de volantes plisados, otros más con pedrería, otros con lentejuelas, fino encaje y, lo mejor, plumas. Plumas de avestruz y marabú adornando faldas y mangas de exquisitas maneras. 







Porque mientras Karl Lagerfeld (y cualquier otro diseñador, honestamente) sigan con este extraordinario trabajo, qué importa si lo presentan con la escenografía más insignificante, en cualquier momento del año o en simples maniquíes. 


Todas las fotografías (excepto donde se indica) por Alessandro Garofalo y Yannis Vlamos / Indigital.tv; vía Vogue Runway.

E N T R A D A S P O P U L A R E S