Lo mejor de las semanas de la moda de Londres, Milán y París: otoño / invierno 2017.

Siempre me siento emocionada en la víspera del inicio del mes de la moda. Si eres un ávido seguidor de la industria de la moda como yo, probablemente entiendas la sensación que intento explicar, cuando la expectación de saber qué se presentará, quién presentará y cómo presentará es sumamente grande. Lo mejor, dicen, esta en la última semana, en París, con las grandes firmas que todos deseamos tener en el closet; sin embargo, esta temporada, la primera semana, en Nueva York, fue espectacular: no solo se presentaron grandes colecciones y piezas (creo que todos estamos de acuerdo que el fur coat amarillo, que no era fur realmente, de Calvin Klein fue una de las piezas estrella de la temporada) sino que también muchas firmas y diseñadores abordaron temas políticos e hicieron grandes avances en cuanto a diversidad en las pasarelas se refiere. Cuando la semana de la moda en Nueva York acabó, me quede con un gran sabor de boca y la expectación respecto a las otras tres semanas era todavía más grande: estábamos, pensaba, prácticamente frente a una nueva industria preocupada por el presente, por el futuro, por el papel que tenía en la sociedad, por deshacerse de sus defectos y por crecer, un puñado de modelos de color o una hiyab a la vez. 

No podía estar más equivocada. 

Las semanas de la moda subsecuentes no siguieron esa línea de protesta y diversidad que hicieron tan interesante a la de Nueva York: Londres continua en su burbuja donde el talento local es todo lo que importa (lo que esta bastante bien si lo analizamos pero, vamos, tampoco significa que no haya problemas políticos que se puedan abordar o que la diversidad este muy bien), mientras que Milán y París se están convirtiendo en instituciones anticuadas donde parece que no quieren sacrificar el lujo en favor de la diversidad, la protesta o algo ligeramente parecido. Los reportes sobre los malos tratos que las modelos recibieron en los castings de Balenciaga y cómo Lanvin no quiere ni siquiera ver modelos de color no hicieron más que desilusionarme todavía más. 

Si estas reseñas se han tardado tanto en llegar es porqué estaba en un momento de crisis existencial en el que me pregunte a mi misma si interesarme en la moda tenía sentido. Ya saben, esa clase de preguntas agobiantes como ¿por qué me interesa tanto toda esta ropa de diseñadores que parecen no preocuparse por el mundo o por los defectos de su industria cuando pasan cosas más graves en el mundo? o ¿por qué tengo que hacer de mi vida un drama tan grande? 

Me di cuenta que en realidad no tengo la culpa de que la industria a veces sea un maldito dolor de cabeza (después de todo ¿no todas las industrias son malignas de una u otra forma? hey, así funciona el capitalismo), que no me hace una mala persona interesarme en las colecciones y que tampoco esta mal que me preocupe por lo que sucede en el mundo al mismo tiempo.

Los diseñadores y las firmas no están obligados a pensar igual, por supuesto, y sobre eso realmente no puedo hacer nada al respecto, pero no quiero que nadie más se desilusione con la industria como lo hice yo brevemente. Después de todo, tiene sus cosas buenas.  

Hubo buenas colecciones y desfiles en las semanas de la moda de Londres, Milán y París, y por supuesto, he hecho una selección de aquellas que a) fueron buenas, b) me gustaron, c) fueron trascendentes de alguna forma para la industria, y d) tuvieron aunque sea una pizca de lo que hubo en Nueva York: protesta y/o preocupación política, y diversidad. 

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